A Nélida Estupiñan.
I
aquí en mi corazón el sonido de su voz.
eterno fuego enardecido de murallas,
paso de su andar presente,
victoria entre mis dedos leída,
camino abriendo el desierto,
sótano de los recuerdos alumbrados,
trino de las páginas que pasan.
¡Poema más vivo que nunca!
II
aquí en mi pensamiento
lo que el tiempo nunca se llevo
lo que el tiempo nunca se llevo
elogio de su existencia libertaria,
regreso del tiempo celeste,
destino sufragado de esperanzas,
principio de incertidumbre legendario,
revoloteo del ave zigzagueando el ocaso.
Sueño enorme de la vida indulgente.
Lenguaje profundo de mi redención.
III
aquí en el universo su latido expansivo,
ritmo del microtono infinito.
Desobediencia de su estampa pródiga,
semblanza húmeda de siniestras,
Noción penetrante de heroísmo,
concupiscencia de la marcha de sus manos,
esencia de su entendimiento sensato,
armonía de lo real y evidente.
Dimensión de su lógica narrativa,
abandono de la inmundicia sepultura,
Solaz de su alma significante.
IV
No olvida los acordes
Entiende su razón de hielo neutro
Leo
Ida y vuelta hasta siempre
Dignidad mi promesa
Amo su susurro de viento.
Me queda para hacer silencio.
Lea.
Lea.
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